domingo, 8 de abril de 2012

Hacía tiempo que no me sentía tan bien

en casa de mis padres.

La verdad es que mi historia paterno-filial es larga y ahora es tarde como para contarla pero es una tarea pendiente que tengo.

Una de las razones por la que me vine de Madrid de nuevo a mi tan amada tierra era porque tenía la necesidad, ya con mi familia creada, de hacer tribu. 11 años fuera de casa eran demasiados. 11 años que sirvieron, o eso pensaba, a tener una relación estrecha con mi madre. Una, creía, auténtica relación de amistad. Pero 2 meses viviendo juntas dieron al traste con todo eso. No veía que tratase a mis hijos con amor. No veía, ni sentía, que me tratase a mi con amor. Se que cuando vine Yago era muy pequeño y necesitaba de mi 24 horas y no podía ayudar en casa todo lo que me gustaría pero eso no justifica para que pareciese que mi hijo no existía. Y es que notaba un cambio brutal entre cómo se comportaban con mi sobrina y cómo lo hacían con mis hijos... Si la niña dormía, nadie podía hacer ruido; pero si dormía mi bebé... si la niña gritaba la justificaban con "es que es una niña". Yo miraba a mis hijos y decía: ah! pensaba que yo tenía dos aliens. Las fotos, siempre con la niña... mis hijos parecían hijos de una extraña. Siempre molestaban, siempre estaban en el sitio menos oportuno. Y conmigo, tres tantos de lo mismo pero lo que me hicieran a mi me daba igual, pero a mis niños.... ¡buffff! me llevaban los demonios.

Una noche tuvimos una discusión increíble sólo porque me dejé una puerta abierta por la noche... y a las 00.15 de la noche terminamos mi chico, mis niños y yo, caminando hacia el pueblo a casa de mi hermana... no nos querían allí, no nos íbamos a quedar. Pasamos una semana en casa de mi hermana; posiblemente la peor semana de mi vida porque nos íbamos a volver a Madrid y yo no quería. Me había costado tanto volver que tener que marcharme dos meses más tarde... tanta ilusión puesta, tantas esperanzas... lloré... buffff lo que lloré. Estuve a punto de romper a mi familia en pedazos... tengo la suerte de tener a un hombre bueno a mi lado, a un hombre magnífico que supo escucharme y comprenderme aunque con el tiempo tuve que darle la razón en tantas y tantas cosas!!! Al final nos quedamos... deprisa y corriendo buscamos un pisito de alquiler en el centro del pueblo y unos meses más tarde encontramos la casita en la que vivimos ahora, en el campo, con una pequeña terracita y unos pequeños jardincitos en la que estamos formando nuestro hogar y donde nos sentimos a gusto.

Con mis padres hablamos... bueno, más bien hablé yo. Nos dijimos muchas cosas que duelen... salió mucho dolor, mucha rabia pero poco a poco todo fue siguiendo su cauce. Claro que la relación no volvió a ser igual... siempre con pies de plomo, sintiéndome extraña en la que siempre fue mi casa. Un día, por una tontería estallé y le dije a mi madre cómo me sentía, cómo me hacía sentir ella. Le dije que ya estaba harta de ser "la que siempre daba problemas", la que tenía que medir siempre las palabras, que estaba harta de no poder ser yo misma y que si no le gustaba como soy, pues que ajo y agua pero es lo que hay; le dije que a mis hijos los trata de otra manera y que eso no lo iba a consentir más y le dije todo lo que tenía dentro guardado durante muchos años, durante los años en los que viví con ellos antes de irme a Madrid. Me dejé mucho porque estaba muy dolida y no quería hacer daño; le dije que necesitaba tiempo para decirle todo lo que sentía, para decírselo sin acritud. Esa es mi mochila. La relación con mi madre. Imagino que algún día tendré el coraje de sentarme y escribirlo todo. Algún día... Aún no estoy lista, pero se que lo estaré.

Después de esa conversación la cosa cambió. Ahora siento que trata a todos los nietos por igual, que a mi me trata de otra manera y ahora vuelvo a sentir, cuando estoy en su casa, como si estuviese en la mía. Si llego a saberlo, hubiese hablado esto mucho antes. Pero bueno, quizás era como tenía que ser, ni más ni menos.

1 comentario:

  1. Me alegro de que la tormenta haya pasado y de que ahora las cosas vayan a mejor. Un abrazote.

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