lunes, 8 de agosto de 2011

Mi pequeña golondrina

Aún no he hablado de ella, pero se merece un post para ella sola. Mi pequeña golondrina es una niña preciosa, rubia y pizpireta de 18 meses que me robó el corazón nada más verla. Mi pequeña golondrina es mi sobrina. Entra por casa y la revuelve entera. Grita, aplaude y ahora, es independiente. Quiere comer sola, vestirse sola y es que ya se hace mayor. Ella lo siente y nos lo hace saber.
Me encanta su mirada, con esos ojillos redondos color miel que se dejan entrever por su flequillo loco y tiene dos rizos en la nuca que me vuelven loca.
Sabe lo que quiere y aunque no lo sabe decir con palabras ella se hace entender perfectamente. Confunde una farola con un árbol, pero es que es alta y circunferencial, ¿porqué no puede serlo?
Ella no aprendió a andar, corre que se las pela. Y es graciosísimo verla con esos dos rizos al viento que parece que van a llegar antes que ella.
Es un pez. Le encanta el agua, se ve que es su medio y en él se desenvuelve perfectamente. Me encanta llegar con ella a la playa y escucharle gritar: ¡AGUA! e ir directamente a la orilla sin miedo a nada. El otro día fuimos a Lago Taurito y había que verla cómo se tiraba conmigo por los toboganes. Según llegábamos a la piscina decía: ¡má!, ¡má!, para volver a subir.
Mi pequeña golondrina se llama Ainara y, tal y como indica su nombre, vuela libre y alto, planeando con el viento.
¡Te quiero princesa de mi corazón!
P.D. Y me da igual que no me quieras dar besos cuando yo te los pido, te los robo mientras duermes la siesta, sin que te enteres.