lunes, 13 de junio de 2011

¡Hasta el cogote!

Y no exagero lo más mínimo. Hasta ahí le ha llegado la mierda a Yago en el sentido más literal. Imaginaos el percal. Me lo da su padre porque llora y le veo que la mierdilla ya ha manchado el body por la espalda y el niño que vuelve a soltar un poco más y que sube y que sube... madre!! Como puedo le cojo por las axilas y pido ayuda. El hermano en cuanto ve la movida sale corriendo: ¡Pero qué asssssssssco! El padre: ¡Ay, ay, ay! y con una cara que se le revolvía todo. Sola ante el peligro me armé de valor, y aún sabiendo que iba a terminar con la ropa llenita de mierda me lo pego al cuerpo, le quito el body y a la bañera. Al pobre le veo la carita reflejada en el espejo del baño con los ojitos redondos como diciendo: ¿Qué le pasa a toda esta gente que corre, grita y hace aspavientos si yo lo único que he hecho ha sido cagarme? jajaja Ahora me río pero madre mía qué 10 minutos. En fin... quien se acuesta con niños se levanta meao, ¿no? Es lo que tiene el apasionante mundo de los bebés. Después, mientras le sacaba sonreía con esa boquita preciosa que la vida le dió y ya sólo podía reirme y emocionarme, aunque con los ojillos me decía: Mama, no será la única vez que pase esto.
Y por el padre y el hermano... un hombre y un niño grandes como castillos... y acojonaos por una mijita de caca... así va el mundo.
Y hoy ya estamos a lunes después de un fin de semana de batallas con pistolas de agua e intercambio de cromos en el rastro, celebrando el cumplemes de la albondiguilla. Se acaba de despertar de su siesta matutina, así que marcho a achucharle. ¡Feliz semana!